Juan Garrigosa ha iniciado una huelga de hambre por motivos diametralmente opuestos a los comúnmente perseguidos con esta práctica: no quiere un puesto de trabajo, quiere que lo echen del que ya tiene. Aunque haya dejado de ejercerlo hace tres años.
Venía ejerciendo como auxiliar administrativo en la
Administración de Hacienda de Órgiva, en la Alpujarra de Granada, hasta que en
2009 dejó de acudir so pretexto de un acoso laboral, cuya denuncia acabó
archivada.
Entonces pidió que lo despidiesen, pero desde entonces la
administración se ha limitado a descontarle los días que no acude, lo que ha
provocado que tenga sueldos de menos de un euro. Y ahora no piensa comer hasta
conseguir que lo echen a la calle.
Aunque en la calle, literalmente, ya se encuentra. Desde el
día 13 de mayo, Juan ha "acampado" frente a la Delegación de Hacienda
en el centro de la capital. Con una manta para pasar la noche y a la sombra de
los árboles en las horas de calor, mucha lectura y consumiendo sólo refrescos y
polen de abeja, un único bote, según dice, del que apenas se ha comido la mitad
en estas dos semanas.
Garrigosa forma parte de la plantilla de Hacienda en Órgiva,
municipio de apenas 6.000 habitantes y principal de la Alpujarra granadina,
como auxiliar administrativo, junto a menos de una decena de compañeros. Según
su propio relato, desde 1996 tuvo que aguantar diferentes insultos y
desplantes, hasta que en 2009 decidió "plantarse" y dejó de acudir al
trabajo, ya que la administración "no le garantizaba", según él, la
"seguridad" en su puesto. Desde entonces, además de plantear una
denuncia por acoso que se archivó, se ha dedicado a pedir que lo echen.
Su último recurso ha sido la huelga de hambre, después de
comprobar que desde que comenzó 2012, y al descontarle todos los días
laborables como en huelga, está cobrando nóminas inferiores al euro, de 13 o de
57 céntimos.
Afirma que lleva tres años intentando buscar otro empleo
para no necesitar volver a la oficina y que no quiere "volver a
enfrentarse" a aquello. "Mi vida está hecha en Órgiva", es por
lo que insiste en el despido en vez de un hipotético traslado.
Alega que no tendría ningún problema en que lo echaran de
forma "procedente" puesto que "he dado motivos" al no
acudir a su puesto desde hace prácticamente tres años. La ley le impide tener
otro trabajo mientras siga siendo funcionario, y es con lo que quiere acabar.
"Es eso... o trabajar en negro", recalca.
Los contribuyentes que se asoman a la oficina de Hacienda de
Granada tropiezan con Garrigosa. La AEAT, aunque confirma que efectivamente es
empleado público, ha preferido no hacer más aclaraciones, más allá de
certificar igualmente que la denuncia por acoso contra sus compañeros fue
archivada.
La semihuelga de hambre con acampada de Juan se prolonga
desde hace dos semanas "y sin final conocido". Algunos transeúntes se
paran a charlar, otros le llevan revistas para que se entretengan y su familia
difunde parte de sus vicisitudes a través de un blog. A poca distancia, junto a
la catedral, otros hacen huelga completa pidiendo trabajo.
Yo conocia las huelgas normales de toda la vida y las japonesas, pero este tipo de huelga .........¡ ¿cómo se llama?!
Esto solo pasa en la piel de toro,Spain is different
ResponderEliminarUn beso
Pues si, asi nos va Jose Antonio. Un beso,
EliminarHola Nieves.
ResponderEliminarEs triste hoy día con lo mal que está el trabajo pero por desgracia hay casos en los que ir a trabajar se convierte en un infierno y no es tan sencillo como dejar el empleo y listo cuando hay facturas que pagar poca oferta de trabajo y peor pagado.
Un beso.
Hola APU, es paradójico en estos tiempos y casi increible ¿verdad? pero en algunos casos, es cierto eso de: te ganarás el pan con el sudor de tu frente ...... y con las lágrimas también, y claro, es muy duro, el tener que aguantar por el (necesario) sueldo. Otro beso para ti,
EliminarWow, what a different situation!!!
ResponderEliminarBesos